Niños/as lectores/as


Cómo aprovechar la fascinación de los niños por las historias para convertirlos en lectores

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Claudio Moyano Arellano, Universidad de Valladolid y Sara Molpeceres Arnáiz, Universidad de Valladolid

Desde que nacemos, los humanos sentimos fascinación por los mundos imaginarios, las narraciones y las ficciones. Este amor por las historias sirve para cimentar el gusto por la lectura; y con él, evitar futuras carencias de competencia lectora y bajo nivel de conocimientos culturales y sociales. Bien alentado desde los primeros años, puede hacer del niño un lector apasionado de por vida.

Dentro de la muy amplia etiqueta de “literatura infantil” hay que diferenciar una serie de edades en las que las capacidades y las necesidades del niño son muy diferentes. Sí hay un objetivo que debería cumplirse a lo largo de todas estas etapas: la incorporación del libro a la vida cotidiana del niño como algo familiar, como una fuente de disfrute (y aprendizaje) más.

De 0 a 3 años: el libro objeto

En esas primerísimas etapas el libro es un juguete, bien de tela o de cartón, que incorporará ilustraciones, lengüetas, pestañas o solapas que incentiven la psicomotricidad fina; también los hay que incorporan sonidos e incluso piezas musicales que pueden introducir al niño en el mundo de la música clásica o de la ópera. Por ejemplo:

  • Colección de Timun Mas protagonizada por el Osito Tito.
  • Mis primeras óperas, Mi primer Mozart o Mi primer Bach, también de Timun Mas.

De 3 a 6 años: ¿Me cuentas un cuento?

A partir de los 3 años (en algunos casos antes), el niño da muestras ya de ese interés y disfrute por la narración breve y los mundos imaginarios, lo que le lleva a preguntar continuamente “¿Me cuentas un cuento?”. En ese momento, la figura del adulto es determinante, ya que la lectura es un acto compartido en el que se crean vínculos con el niño y con el libro.

En esta etapa hay espacio para la creatividad y la personalización de las historias: el adulto puede comentar o incluso recrear la historia contada en el libro, adaptándola todavía más a los gustos y necesidades del niño y recurriendo a historias a las que el niño, cuando pueda leer, volverá por sí solo. Son ejemplos:

  • La serie de libros creada por el tándem Julia Donaldson (texto) y Axel Scheffler (ilustraciones) y publicada por Bruño: El Grúfalo, La hija del Grúfalo, El dragón Zog, Zog y los doctores voladores, ¡Cómo mola tu escoba!, Los cinco feos, El hombre palo o Bill y Janet.
  • La serie de Daniela Pirata (de Susanna Isern y Gómez, editada por NubeOcho).
  • La princesa Sara no para (de Margarita del Mazo y José Fragoso, también de editorial NubeOcho).
  • El botiquín de la doctora Nora (Miriam Moss y Deborah Allwright, Edelvives).
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A partir de 6: ¿cuentos tradicionales o tuneados?

No se pueden dejar de lado los tradicionales cuentos de hadas en la formación lectora del niño. Cuentos como Caperucita o Los tres cerditos siguen despertando fascinación, y cumplen esa función que señalaba el psicólogo Bruno Bettelheim en su obra Psicoanálisis de los cuentos de hadas: ayudar al niño a enfrentarse a los miedos de la infancia.

En la actualidad hay cierta controversia sobre la idoneidad de estos títulos y su falta de concordancia con la mentalidad moderna. Para los que así lo prefieran, existen versiones actualizadas:

  • Colección Érase dos veces, escritas por Belén Gaudes y Pablo Macías (con ilustraciones de Nacho de Marcos), donde nos encontraremos con un versión de Caperucita con un lobo amigable, una Bella durmiente con hadas feministas o una Cenicienta con zapatos cómodos.
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La adolescencia: un momento clave

Si el tiempo de la infancia es esencial para que el niño descubra la lectura y se interese por ella, la adolescencia es el momento delicado en el que una inmensa cantidad de estímulos, muchos audiovisuales, puede crear cierta distancia con la lectura.

Las clases de literatura cumplen un papel importante. Entre los trece y los dieciséis años, los jóvenes reciben una influencia determinante, que puede consolidar el interés por la lectura, pero también crear un rechazo difícil de superar.

Al igual que los adultos en la etapa infantil, que han leído e interpretado historias para los pequeños lectores, el profesor tiene que ser un modelo de lector para sus alumnos. A los catorce o quince años es más factible disfrutar con la lectura de El Quijote si el docente acompaña a los alumnos, desmenuza el texto y descubre para ellos su grandeza.

Aunque la adolescencia es una edad idónea para acercarnos a clásicos que más adelante quizá no tengamos tiempo de leer, también se debe proporcionar al adolescente textos con cuya lectura disfrute enormemente en la soledad de su cuarto. Estos se engloban dentro de tres grandes temáticas:

Fantasía para entender la realidad

  • La saga Harry Potter, siete libros con un mérito innegable: gracias a ellos, muchos niños y adolescentes volvieron a leer, atraídos por el universo que había creado J. K. Rowling. Los lectores no solo descubrieron magia y criaturas fantásticas, sino que se enfrentaron a temáticas complicadas, como la muerte, la ambición por el poder y la guerra, a través de unos personajes que acertaban a veces, pero también se equivocaban, y que huían de maniqueísmos y simplezas.
  • Crónicas de Narnia, de C.S. Lewis.
  • Canción de Hielo y Fuego. De George R.R. Martin.
  • Memorias de Idhún, de la española Laura Gallego.
  • La trilogía de El señor de los anillos. El asombroso mundo creado por Tolkien establece una relación entre naturaleza, lenguaje y realidad.

Literatura de terror

El género de terror es, por regla general, uno de los más atrayentes para los jóvenes. Si se quiere profundizar en el sentimiento de miedo a través de la literatura, y no tanto en el mero espectáculo sanguinolento que suelen ofrecer las películas de terror actuales, hay un autor cuyo nombre perdurará por siempre:

  • Edgar Allan Poe, maestro del cuento de terror por excelencia. Sus narraciones (El corazón delator, El gato negro, El retrato oval, entre otras) son perfectas para adentrarse en el género. Pocos autores como Poe han sabido describir tan bellamente algunos de los paisajes más lúgubres y oscuros que constituyen la literatura.

Literatura y filosofía

El mérito del noruego Jostein Gaarder fue el de escribir una novela que presentaba de forma amena al joven lector una panorámica de la historia de la filosofía occidental:

  • El mundo de Sofía. Un best seller que permite al joven lector adentrarse en las grandes preguntas que conciernen al ser humano acerca de la identidad, el mundo, el vivir bien o la muerte, y en las respuestas que se han dado a lo largo de la historia.

El objetivo de la literatura infantil y juvenil ha de ser cimentar en el niño y el joven el interés (y la pasión) por la lectura. Para ello, habrán de conciliarse obras de actualidad con otras que aporten también contenido, sentando las bases del entendimiento de los grandes conflictos humanos. Estos son los que nos proporcionan los personajes y aventuras de las grandes historias de la literatura universal.

Claudio Moyano Arellano, Doctorando y Profesor en el Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Valladolid, Universidad de Valladolid y Sara Molpeceres Arnáiz, Profesora del Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad de Valladolid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Fomentar la lectura y crear vínculos entre generaciones: un proyecto escolar pionero


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Amaia Eiguren Munitis, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Jose Miguel Correa Gorospe, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Maitane Picaza Gorrotxategi, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Naiara Berasategui Sancho, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Los cambios en las estructuras familiares, la inmigración y la crisis económica, entre otras cuestiones, dificultan el vínculo generacional. Por ello, está surgiendo la imperiosa necesidad de crear espacios compartidos en los que diferentes generaciones se relacionen entre sí.

Partiendo de esta premisa, el entorno escolar ofrece un contexto ideal para trabajar la visión intergeneracional. De hecho, las experiencias intergeneracionales que se producen en la escuela ayudan a crear una ideología educativa para toda la vida, fomentando el aprendizaje bidireccional, y alimentando la participación activa tanto de las personas mayores como del alumnado.

Nuestro proyecto intergeneracional e intercultural ubicado en Vitoria-Gasteiz ha establecido una colaboración entre colegios, asociaciones no gubernamentales y centros de mayores para fomentar una relación de apoyo mutuo entre niños, personas mayores y profesionales.

Se sustenta en el Modelo de Atención Centrado en la Persona y en la psicología humanista positiva , de modo que, aunque tiene una estructura, busca estrategias personalizadas para las diferentes realidades.

La consigna fundamental es que, como mínimo, en el espacio y tiempo del proyecto cada persona (niños, niñas y mayores) aporte la mejor versión de sí misma. Y que lo haga desde la autenticidad, considerando a cada persona desde un enfoque apreciativo, poniendo en valor lo mejor de cada una.

Para ello se realizaron dos sesiones preparatorias con docentes, en las que se sentaron las bases del proyecto.

Metas compartidas, vínculos y lectura

La meta compartida es que, a través de una actividad agradable, los niños mejoren sus competencias lectoras y el gusto por la lectura, a la vez que establecen un vínculo positivo con las personas mayores que sea significativo para su vida. Han participado 18 personas mayores (de entre los 61 y 91 años) y 24 niños (de entre los 9 y 12 años) pertenecientes a 11 nacionalidades diferentes.

El proyecto se ha desarrollado a lo largo de varios años. Comenzó en el curso 2017–2018. El alumnado de 5º de Educación Primaria, mediante actividades de vivencia en primera persona y acercamiento a la realidad de las personas mayores, observaron la importancia de crear entornos accesibles y amigables para que todas las personas puedan desenvolverse de forma autónoma y cómoda.

Un ejemplo de estas actividades son las sesiones formativas sobre la importancia de los entornos accesibles y amigables. Por un lado, se reflexionó sobre la importancia de la accesibilidad. Y por otro, a través de un simulador, se realizaron varias dinámicas que permitieron al alumnado vivir en primera persona las dificultades que padece en su día a día una persona con movilidad reducida, baja visión o sordera.

Apoyo a la lectura con mayores

Partiendo de esa experiencia de trabajo colaborativo entre escuela y comunidad, en el curso 2018–2019 pusimos en marcha el programa de apoyo a la lectoescritura. Se adoptó el formato Lectura Fácil y, a pesar de la pandemia, no se detuvo.

El proyecto se desarrolló en el propio centro educativo, y el alumnado era el encargado de preparar el espacio, tanto a las necesidades de las personas mayores que iban a acudir, como a las necesidades de la propia actividad.

Por ejemplo, para la lectura en pequeños grupos se utilizaban hasta cuatro salas a la vez. Esto permitía disponer de un espacio más íntimo y tranquilo. Al terminar esa tarea se preparaba un aula amplia con sillas en círculo para que se sentaran las personas mayores, mientras el alumnado lo hacía en el suelo.

También se tenía muy en cuenta el itinerario dentro del propio centro, ya que se facilitaba el uso del ascensor a las personas con mayores dificultades de movilidad. Asimismo se fomentaba el protagonismo del alumnado como guía de la actividad: preparaba dinámicas de presentación y cierre supervisadas por el equipo docente y el educador de la entidad Kokuk.

Se acordó realizar una sesión semanal de una hora de duración. Además, tanto las personas mayores como el alumnado debían preparar estos encuentros con antelación mediante actividades de selección de lecturas paralelas junto a su grupo de iguales a lo largo de la semana. Todos los textos se seleccionaron con el objetivo de posibilitar una reflexión grupal final, poniendo sobre la mesa temas como la amistad, la soledad y el respeto.

Relaciones positivas, confianza y cariño

Durante todo el proceso se ha podido observar cómo han ido surgiendo relaciones positivas entre los niños y las personas mayores. Este vínculo se ha ido forjando desde la confianza y el cariño. Los niños que han participado en la experiencia verbalizan lo positivo que es para ellos tener contacto con personas mayores:

“Yo he aprendido también mucho de esta experiencia, porque antes las abuelas, las señoras mayores, no aparecían en mi vida, y desde que estoy en esta actividad con las señoras mayores he empezado a relacionarme más.” (Alumna de 6ª Educación Primaria)

Asimismo, han creado una relación con las personas mayores que les ha ayudado a descubrir maneras de vivir diferentes:

“Yo he descubierto que en las generaciones es todo muy diferente, ya que los señores mayores han vivido antes y es muy diferente a lo que vivimos ahora. Antes no había ni internet, ni televisores, ni teléfonos móviles; ahora hay aparatos que nos facilitan la vida. Y las generaciones, aunque sean diferentes, para mí son muy iguales, aunque los señores mayores cuando eran pequeños eran iguales a nosotros, solo que con menos recursos.” (Alumno de 6ª de Educación Primaria)

Mayor optimismo

Por otro lado, las personas mayores perciben que la participación en la experiencia ha influido en su estado de ánimo, ya que han participado con entusiasmo y satisfacción en la experiencia. De hecho, han expresado la pena que les suponía que la actividad se acabara con el curso escolar:

“Estaría todos los viernes; estaría porque he sido felicísima; me da pena que se termine.” (Participante de 70 años)

En la misma línea, la promoción de la interculturalidad y el sentirse parte activa de la sociedad son las ventajas más destacables de participar en las experiencias intergeneracionales, según sus propias palabras:

“Aprender de otras culturas, convivir con niños, poder enseñarles lo que yo sé. Sobre todo dar cariño.” (Participante de 86 años)

Todo ello ha supuesto una experiencia de generatividad, donde ambos colectivos se proyectan y son útiles para otras personas, además de beneficiarse del vínculo afectivo bidireccional.

Un enlace entre la academia y la realidad

Cabe destacar que durante todo este proceso de colaboración entre la academia y la vida real ha sido posible retroalimentar dicha colaboración con la creación de redes y planes de mejora, tanto en el desarrollo como en la evaluación de las actividades.

En definitiva, el proyecto intergeneracional se erige como una magnífica oportunidad de crear sinergias que permitan aprender, enseñar y crecer. Porque a través de la convivencia y la lectura, el alumnado y los mayores se abren a nuevos y gratificantes modos de aprender a conocer, hacer, ser y vivir juntos. Reflejo de ello es la reciente obtención del sello de calidad como proyecto intergeneracional pionero otorgado por la entidad europea TOY.


Este artículo y el proyecto mencionado se han realizado con la participación de Asier Manero Oliva, coordinador de BIZAN San Martín, y Javier Gómez de Arteche Gondra, Coordinador de Programas de KOKUK y Educador Cocurricular.

En el proyecto han participado el Colegio de Educación Infantil y Primaria Santa María de Vitoria HLHI, Sirimiri Servicios Socioculturales, la Asociación en intervención socio-educativa Kokuk, los Centros BIZAN de Landázuri, El Pilar y Coronación del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz mediante el programa “Activa tu barrio” y el grupo de investigación KideOn.


Amaia Eiguren Munitis, Docente del departamento de Didáctica y Organización Escolar. Facultad de Educación de Bilbao, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Jose Miguel Correa Gorospe, Profesor del Departamento de Didáctica y Organización Escolar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Maitane Picaza Gorrotxategi, Doctora en educación, Departamento de Didáctica y Organización Escolar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y Naiara Berasategui Sancho, Profesora en el Departamento de Didáctica y Organización escolar, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.